KALONIKO-NYKUR
(UN POCO DE TODO)
UNA
REFLEXION
de Nykur
¿Por qué todos quieren
hacerse ricos? Podríamos preguntarle a unos cuantos que conocemos muy bien y
que salen en las noticias todos los días.
Si analizamos qué mueve
principalmente al ser humano, nos daremos cuenta que son dos cosas: el dinero y
el poder. El orden cambia según
las circunstancias, pero todo lo demás que arrastramos, son secuelas.
Antiguamente, hace muchísimo tiempo, era tan sólo el poder, pero luego comenzó
a tomar su lugar el dinero y aquí estamos.
Hay seres que por el dinero
hacen cualquier cosa, y eso significa todo lo que se pueda usted imaginar. Dese
cuenta de las cantidades de dinero que amasan algunas personas y siguen todavía
queriendo más. Habrá visto que se trata de un círculo muy simple: el dinero da
poder y el poder da dinero, así que … ¡estamos arreglados!
Bueno, todavía no del todo,
porque esos dos factores de la ecuación son los que destruirán por completo
este planeta. ¿Cómo? ¡qué importa! Lo cierto es que ya las sociedades
productivas, al comprobar que no tienen acceso al dinero ni
al poder, se están dedicando
simplemente a “comer, dormir, divertirse y fornicar“, y como resultado, a
poblar el mundo más y más en forma desenfrenada.
Los del dinero y el poder ya
se dieron cuenta y tratan de frenar un poco la carreta con guerras,
enfermedades probadas o no, estancamiento del progreso real, e inseguridad. Lo
que no saben es que las sociedades productivas tienen algo guardado sin ni
siquiera saberlo,
algo muy simple que ya deja
verse alrededor: la apatía y el abandono, creando esa indiferencia y anarquía
que vemos
y sentimos cada vez más de
esta generación en adelante.
Si seguimos así, subirá a
tal grado que todo valdrá nada y
por tanto, esas inmensas
fortunas que ahora manipulan el planeta, se verán incapaces para recuperar el
control.
En México, alrededor de
donde vivía, despertaron 14 religiones en unos días que se mantenían
abotargadas, buscando sus seguidores el cálculo final de la ecuación,
pero ese resultado sigue aún
quieto. De todos nosotros, y digo todos, depende el resultado.
¿Qué puede usted hacer para
mantenerse un poco fuera de todo este remolino? Pues comience a crear, si es
que todavía no lo tiene, un pequeño círculo a su alrededor de personas
valiosas, de esas que siempre dejan algo positivo, y viva en ese mundo buscando
la perfección interna cuanto le sea posible. Verá qué bien se siente día tras
día y apoyado.
Dirá que necesita dinero
para existir. Está bien, en algún
otro artículo le daré una
fórmula para conseguirlo …
MODA Y VANIDAD
(CURAS, CALZONES Y BAÑOS)
Primera de dos partes
por Kalóniko
Allá por el siglo XVI
apareció en el vocabulario humano
la palabra PUDOR. Moda y Vanidad se
enfrascaron un día cualquiera en una acalorada discusión para establecer qué
había aparecido primero en el mundo, si el vestido o el pudor, palabreja que,
según Vanidad, era chocante. Aún así continuaron, primero con la definición de
pudor, deduciendo que se trataba de un sentimiento de vergüenza, malestar o
embarazo que una persona siente al ser testigo de actos de naturaleza sexual.
Vanidad aclaró que el
concepto de pudor llegó muy hondo en la mujer, pues no sólo enrojecía al ver
mascotas haciendo el amor, sino hasta en el hecho de verse desnuda a sí misma.
Moda no se quedó callada y airadamente dijo que la culpa de lo anterior la
tenían los retrógrados mal pensados y obsesivos religiosos que atribuían a la
mujer y a su natural sensualidad poderes negativos que tentaban al hombre para
dejar su camino recto.
-¿Cuál camino recto? –chilló
Vanidad y agregó:-, si desde que nacen, los hombres tienen torcida la mente y
sólo buscan chivos expiatorios para sus liviandades. Recuerda –siguió diciendo-
que los musulmanes impusieron a sus mujeres usar velos que las cubrían de la
cabeza a los pies sólo porque ellos, celosos por naturaleza, carecían de la
seguridad de que sus mujeres, sensuales también por naturaleza, atrajeran a
otro hombre que no fuera la pareja. Vanidad se quejó de que, en nombre del
pudor, se impusieron cientos de restricciones para que la mujer dejara de ser
natural y adoptara una posición de introvertida.
Las dos amigas pasaron largo
tiempo tratando de hallar el origen del pudor antes de asignarle nombre, y el
porqué de su aceptación en diferentes sociedades. Y fue así como empezaron a
relatar sus experiencias milenarias: la primera, que les causó mucha risa, fue
cuando el pudor llegó a los hombres y particularmente a los religiosos. Sucedió
que los monjes de la baja Edad Media no sabían a qué santo obedecer respecto al
uso de los calzones. San Benito los prohibió permitiendo usarlos sólo cuando
tuviesen que salir del monasterio con la obligación de devolverlos a su regreso.
En el siglo VI San Fructuoso recomendó el uso de los calzones a los que servían
en el altar, de acuerdo a las antiguas leyes hebreas. Más tarde, Santa
Hildegarda recomendó emplearlos “por honestidad masculina y por respeto a los
demás“ y ésta –dijo Moda- resultó ser una de las primeras manifestaciones de
pudor masculino que tomaría siglos en definirse.
Claro que, aunque hubiesen
aceptado en los monasterios el uso de tal prenda, debían ajustarse a dos
reglas: lavarlos en secreto y no secarlos ante el refectorio. Y hablando de
santos, no pudieron dejar de taparse la nariz cuando recordaron que por aquella
época, en la Edad Media, casi tenían ganada la canonización aquellas personas
que nunca en su vida se hubiesen bañado, como Santa Inés. El obispo de Lieja
Reginhart no cejaba en su intento por lograr la santidad, por lo que jamás
metió un pie en la bañera. Su sucesor Nithard sólo en una ocasión entró al baño
cuando, aquejado por una enfermedad, su médico se lo prescribió. Y Udarich Von
Dilligen, obispo de Augsburgo, únicamente se bañaba en días de fiesta que para
bien de los que debían estar a su lado, eran frecuentes por aquel
entonces. (fin de Primera
Parte)
EL PRIMER AMOR
por Nykur
Hay muchachos que a la edad
de seis ya se dan cuenta que las mujeres existen. Ustedes saben a qué me
refiero. Sin embargo, en el caso de aquel joven no fue tan rápido, tal vez
porque tenía su mente concentrada en otras cosas. Lo cierto es que fue a los
trece años cuando se fijó por primera vez en aquella muchacha que dejó en él
esas huellas internas que no pueden borrarse jamás con nada.
La vio un día de tantos y de
inmediato se sintió infeliz porque supo que no había sido creado para la mujer,
y que por lo tanto nunca llegarían a unirse.
Era huérfana y vivía con no
sabía quién, pero sí que sólo acudía en temporadas, pues estudiaba en un
colegio de clausura, algo así como de monjas, donde no salían, y se cuidaban
para el único hombre que por primera vez pondría dentro de ellas el fruto de la
creación y el desarrollo.
Y sin quererlo, comenzó a
esperar días y meses para disfrutar de sólo verla durante el periodo en que
venía de vacaciones al pueblo … uno de los primeros pueblos de su vida errante.
La observaba, la seguía y se
imaginaba infinidad de historias y momentos que pasaban juntos. Recordó una
fiesta donde fueron invitados los dos entre muchos otros, y fue la única vez en
que más cerca estuvo de ella. Jamás cambiaron una palabra, pero recordaba sus
ojos mirándole más allá de lo que él mismo era, y su dulce sonrisa cuando se
cruzaron en varias ocasiones. A menudo recordaba su piel tan blanca como jamás
la volvió a ver, y su cuerpo que parecía hecho con olas vírgenes azotando
playas más allá de la vista de cualquiera. Por siempre la recordaba, como
recordaríamos el nacer de haberlo sentido …
Un día la vio acompañada de
un joven del mismo pueblo, caminando juntos, paseando por las veredas del
jardín público o sentados en cualquier banco. Se hablaban, se reían, mientras
que él, a escondidas y entre arbustos, grababa en su mente cada movimiento de
ambos. Cuando vio que le tomó la mano sintió algo que jamás podría explicar con
palabras. Pero tumbado en tierra, sin quitar los ojos de las caricias de la
pareja, sus besos y la felicidad que los dos mostraban, se dio cuenta de una
cosa: y es que hay tres clases de seres humanos: los que dan, los que reciben y
los que intercambian.
Los que dan son esa clase de
caminantes que siempre llevan algo sin mirar dónde ni a quién, y jamás esperan
recibir ni las gracias porque para ellos crear dentro y sacarlo cuando está
maduro es lo único que existe.
Y así fue como hizo: se
levantó … ¡y comenzó a caminar sin detenerse jamás!
CURIOSIDADES
por
Kalóniko
Muchos personajes del siglo XIX, orgullosos de sus
nombres, verían hoy -si pudieran- en lo que se convirtieron: lord Raglán es ahora un estilo de mangas; el
conde Cardigan se convirtió en chaqueta de punto; lord Spencer en
chaqueta corta; Amelia Bloomer en calzones anchos; el trapecista Jules
Leotard en pantimedias; lord Wellington en botas altas, sin vuelta en
su borde; el modesto Levi Strauss en pantalones; el duque de
Norfolk en chaqueta de tweed y Maillot en mallas, por mencionar sólo
algunos.
PENSAMIENTOS
de Nykur
Cada familiar es en alguna
forma un pedazo de nuestro propio cuerpo y mente, pues es muy difícil ser
independiente y único.
Te haces peligroso por lo
que sabes, por lo que tienes o por quien eres.
HOMENAJE A NUESTROS PEQUES
hoy último homenaje: “La
Muñeca“
por Nykur
¡Era tan bonita y tierna! Su
piel tenía un suave tal y encajaba con aquel color café tan especial, que la
pienso exclusiva en todo. Brava y defensora de la rectitud que nunca supe cómo
distinguía. Si alguien llegaba de visita, no le permitía tomar nada que nos
perteneciese. Y puede que así fuera cómo antes de venir a casa un perro enorme
la mordiera en su boca y, sin soltarla, la zarandeó hasta que pudieron
intervenir. La pobre Muñeca perdió ahí todos sus dientes, pero eso no le restó
la belleza que la caracterizaba. Cuando Petit la molestaba sexualmente, le
ponía en su lugar con un genio que asustaba. Nunca supimos su edad ni nos
importó. Amábamos oírla chillar cuando quería llamar nuestra atención y también
aquellos ladridos tan especiales que salían de su boca desfigurada. Es triste
cómo el tiempo mata lo más querido y deja sólo recuerdos de su paso. Yo estaba
fuera en otra ciudad y no vi cuando ella murió, por eso sólo la recuerdo en
aquella imagen preciosa que tanto me gustó acariciar.
POESIA, de Nykur
Madre, por las tardes, hay
nubes que pasan.
Son blancas, azules,
negruzcas
rojizas o pardas.
Me asomo al balcón y las veo
marchar hacia el lago en
bandadas.
Cada nube me trae mil
recuerdos:
las negras recuerdos de infancia
con ratos felices
como nubes blancas.
Las nubes rojizas
recuerdan los días de fiesta
cubiertos bien pronto por
las nubes pardas.
Hubo nubes azules
pero … ¡tan escasas!
Dime, madre, ¿fue vida tu
vida?
¿tuvimos nosotros infancia?
¿hubo un día, un día tan
sólo,
con nubes azules y blancas?
Yo recuerdo aquel patio
coqueto
repleto de flores y jaulas
donde había conejos,
y recuerdo que siempre
cuidabas
un cactus muy gordo
diciendo:
¡abrirán cuatro flores
mañana!
No recuerdo los juegos de
niños
sin embargo, recuerdo las
nubes negruzcas y pardas.
Dime madre, -yo sueño-
o ¿eran nubes cuajadas de
lágrimas?
Abandono el balcón. Ya es de
noche.
Atravieso la estancia.
Tomo asiento y, cerrando los
ojos,
me digo que un día no es
nada.
Y unos años … ¿qué son unos
años
sino simples jirones del
alma
que van como nubes
que alocadas pasan?
Los años son nubes que
llueven recuerdos
y el recuerdo es veneno que
deja
de pozos malignos corrompida
el alma.
Yo te oía llorar por las
noches
y te oía cantar las mañanas,
nos reñías quizá sin motivo,
o tal vez con razones
sobradas.
Nuestra casa era humilde,
recuerdo,
pero tú le ponías la gracia
de la madre optimista y
alegre
que pasaba las noches en
blanco envuelta en las sábanas.
¿Por qué se harán hombres
los niños?
Yo adoro mi infancia
repleta de pájaros negros
y cubierta de nubes
negruzcas y pardas.
¡Desdichado de aquel que
asesina
de un niño la infancia!
¡Desdichado de aquel que
despierta
el odio en los ojos de un
niño, las ansias de muerte
en
su alma!
¡Desdichado del padre que
muere
este crimen pintado en su
cara!
Dime, madre, recuerdas las
tardes
que pasabas sentada en la
puerta recosiendo la ropa
gastada,
yo recuerdo que mientras
cosías
a veces cantabas
esas coplas antiguas y
tristes
que al alma llegaban.
¿No recuerdas que un día te
dije
dime, madre, la letra pues
quiero
contigo cantarlas?
No supimos de cantos de
niños
pero …¡era tan bonito saber
las canciones que tú nos
cantabas!
era un suave remanso en los
días
de nubes negruzcas y pardas.
Cántame la “cieguita“ de
nuevo.
Madre te prometo … Te
prometo que no lloraré al
escucharla.
… el SUPERTERRESTRE ayuda
cuanto puede con lo que le dio la vida, o lo que supo tomar de ella.
Nykur
NOTA
IMPORTANTE: SI TUVO USTED UNA MASCOTA, YA FALLECIO Y LA QUISO MUCHO, MANDENOS SU
MEJOR FOTO EN JPG, EL NOMBRE Y UNA PEQUEÑA DESCRIPCION DE CÓMO ERA Y SALDRA EN
ESTE BLOG. ENVIELA A:
FECHA PROXIMA ACTUALIZACION DE
ESTE
BLOG: 31may2014
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