sábado, 24 de mayo de 2014


        KALONIKO-NYKUR
                          (UN POCO DE TODO)

                            UNA REFLEXION
         de Nykur

¿Por qué todos quieren hacerse ricos? Podríamos preguntarle a unos cuantos que conocemos muy bien y que salen en las noticias todos los días.

Si analizamos qué mueve principalmente al ser humano, nos daremos cuenta que son dos cosas: el dinero y el poder. El orden cambia según  las circunstancias, pero todo lo demás que arrastramos, son secuelas. Antiguamente, hace muchísimo tiempo, era tan sólo el poder, pero luego comenzó a tomar su lugar el dinero y aquí estamos.

Hay seres que por el dinero hacen cualquier cosa, y eso significa todo lo que se pueda usted imaginar. Dese cuenta de las cantidades de dinero que amasan algunas personas y siguen todavía queriendo más. Habrá visto que se trata de un círculo muy simple: el dinero da poder y el poder da dinero, así que … ¡estamos arreglados!

Bueno, todavía no del todo, porque esos dos factores de la ecuación son los que destruirán por completo este planeta. ¿Cómo? ¡qué importa! Lo cierto es que ya las sociedades productivas, al comprobar que no tienen acceso al dinero ni
al poder, se están dedicando simplemente a “comer, dormir, divertirse y fornicar“, y como resultado, a poblar el mundo más y más en forma desenfrenada.

Los del dinero y el poder ya se dieron cuenta y tratan de frenar un poco la carreta con guerras, enfermedades probadas o no, estancamiento del progreso real, e inseguridad. Lo que no saben es que las sociedades productivas tienen algo guardado sin ni siquiera saberlo,
algo muy simple que ya deja verse alrededor: la apatía y el abandono, creando esa indiferencia y anarquía que vemos
y sentimos cada vez más de esta generación en adelante.

Si seguimos así, subirá a tal grado que todo valdrá nada y
por tanto, esas inmensas fortunas que ahora manipulan el planeta, se verán incapaces para recuperar el control.

En México, alrededor de donde vivía, despertaron 14 religiones en unos días que se mantenían abotargadas, buscando sus seguidores el cálculo final de la ecuación,
pero ese resultado sigue aún quieto. De todos nosotros, y digo todos, depende el resultado.

¿Qué puede usted hacer para mantenerse un poco fuera de todo este remolino? Pues comience a crear, si es que todavía no lo tiene, un pequeño círculo a su alrededor de personas valiosas, de esas que siempre dejan algo positivo, y viva en ese mundo buscando la perfección interna cuanto le sea posible. Verá qué bien se siente día tras día y apoyado.

Dirá que necesita dinero para existir. Está bien, en algún
otro artículo le daré una fórmula para conseguirlo …


        MODA Y VANIDAD
             (CURAS, CALZONES Y BAÑOS)
                       Primera de dos partes
                               por Kalóniko

Allá por el siglo XVI apareció en el vocabulario  humano la palabra PUDOR. Moda y Vanidad se enfrascaron un día cualquiera en una acalorada discusión para establecer qué había aparecido primero en el mundo, si el vestido o el pudor, palabreja que, según Vanidad, era chocante. Aún así continuaron, primero con la definición de pudor, deduciendo que se trataba de un sentimiento de vergüenza, malestar o embarazo que una persona siente al ser testigo de actos de naturaleza sexual.



Vanidad aclaró que el concepto de pudor llegó muy hondo en la mujer, pues no sólo enrojecía al ver mascotas haciendo el amor, sino hasta en el hecho de verse desnuda a sí misma. Moda no se quedó callada y airadamente dijo que la culpa de lo anterior la tenían los retrógrados mal pensados y obsesivos religiosos que atribuían a la mujer y a su natural sensualidad poderes negativos que tentaban al hombre para dejar su camino recto.

-¿Cuál camino recto? –chilló Vanidad y agregó:-, si desde que nacen, los hombres tienen torcida la mente y sólo buscan chivos expiatorios para sus liviandades. Recuerda –siguió diciendo- que los musulmanes impusieron a sus mujeres usar velos que las cubrían de la cabeza a los pies sólo porque ellos, celosos por naturaleza, carecían de la seguridad de que sus mujeres, sensuales también por naturaleza, atrajeran a otro hombre que no fuera la pareja. Vanidad se quejó de que, en nombre del pudor, se impusieron cientos de restricciones para que la mujer dejara de ser natural y adoptara una posición de introvertida.



Las dos amigas pasaron largo tiempo tratando de hallar el origen del pudor antes de asignarle nombre, y el porqué de su aceptación en diferentes sociedades. Y fue así como empezaron a relatar sus experiencias milenarias: la primera, que les causó mucha risa, fue cuando el pudor llegó a los hombres y particularmente a los religiosos. Sucedió que los monjes de la baja Edad Media no sabían a qué santo obedecer respecto al uso de los calzones. San Benito los prohibió permitiendo usarlos sólo cuando tuviesen que salir del monasterio con la obligación de devolverlos a su regreso. En el siglo VI San Fructuoso recomendó el uso de los calzones a los que servían en el altar, de acuerdo a las antiguas leyes hebreas. Más tarde, Santa Hildegarda recomendó emplearlos “por honestidad masculina y por respeto a los demás“ y ésta –dijo Moda- resultó ser una de las primeras manifestaciones de pudor masculino que tomaría siglos en definirse.

Claro que, aunque hubiesen aceptado en los monasterios el uso de tal prenda, debían ajustarse a dos reglas: lavarlos en secreto y no secarlos ante el refectorio. Y hablando de santos, no pudieron dejar de taparse la nariz cuando recordaron que por aquella época, en la Edad Media, casi tenían ganada la canonización aquellas personas que nunca en su vida se hubiesen bañado, como Santa Inés. El obispo de Lieja Reginhart no cejaba en su intento por lograr la santidad, por lo que jamás metió un pie en la bañera. Su sucesor Nithard sólo en una ocasión entró al baño cuando, aquejado por una enfermedad, su médico se lo prescribió. Y Udarich Von Dilligen, obispo de Augsburgo, únicamente se bañaba en días de fiesta que para bien de los que debían estar a su lado, eran frecuentes por aquel entonces.   (fin de Primera Parte)


                                   EL PRIMER AMOR
                                     por Nykur

Hay muchachos que a la edad de seis ya se dan cuenta que las mujeres existen. Ustedes saben a qué me refiero. Sin embargo, en el caso de aquel joven no fue tan rápido, tal vez porque tenía su mente concentrada en otras cosas. Lo cierto es que fue a los trece años cuando se fijó por primera vez en aquella muchacha que dejó en él esas huellas internas que no pueden borrarse jamás con nada.

La vio un día de tantos y de inmediato se sintió infeliz porque supo que no había sido creado para la mujer, y que por lo tanto nunca llegarían a unirse.

Era huérfana y vivía con no sabía quién, pero sí que sólo acudía en temporadas, pues estudiaba en un colegio de clausura, algo así como de monjas, donde no salían, y se cuidaban para el único hombre que por primera vez pondría dentro de ellas el fruto de la creación y el desarrollo.

Y sin quererlo, comenzó a esperar días y meses para disfrutar de sólo verla durante el periodo en que venía de vacaciones al pueblo … uno de los primeros pueblos de su vida errante.

La observaba, la seguía y se imaginaba infinidad de historias y momentos que pasaban juntos. Recordó una fiesta donde fueron invitados los dos entre muchos otros, y fue la única vez en que más cerca estuvo de ella. Jamás cambiaron una palabra, pero recordaba sus ojos mirándole más allá de lo que él mismo era, y su dulce sonrisa cuando se cruzaron en varias ocasiones. A menudo recordaba su piel tan blanca como jamás la volvió a ver, y su cuerpo que parecía hecho con olas vírgenes azotando playas más allá de la vista de cualquiera. Por siempre la recordaba, como recordaríamos el nacer de haberlo sentido …

Un día la vio acompañada de un joven del mismo pueblo, caminando juntos, paseando por las veredas del jardín público o sentados en cualquier banco. Se hablaban, se reían, mientras que él, a escondidas y entre arbustos, grababa en su mente cada movimiento de ambos. Cuando vio que le tomó la mano sintió algo que jamás podría explicar con palabras. Pero tumbado en tierra, sin quitar los ojos de las caricias de la pareja, sus besos y la felicidad que los dos mostraban, se dio cuenta de una cosa: y es que hay tres clases de seres humanos: los que dan, los que reciben y los que intercambian.

Los que dan son esa clase de caminantes que siempre llevan algo sin mirar dónde ni a quién, y jamás esperan recibir ni las gracias porque para ellos crear dentro y sacarlo cuando está maduro es lo único que existe.

Y así fue como hizo: se levantó … ¡y comenzó a caminar sin detenerse jamás!

      CURIOSIDADES
 por Kalóniko

Muchos personajes del siglo XIX, orgullosos de sus nombres, verían hoy -si pudieran- en lo que se convirtieron: lord Raglán es ahora un estilo de mangas; el conde Cardigan se convirtió en chaqueta de punto; lord Spencer en chaqueta corta; Amelia Bloomer en calzones anchos; el trapecista Jules Leotard en pantimedias; lord Wellington en botas altas, sin vuelta en su borde; el modesto Levi Strauss en pantalones; el duque de Norfolk en chaqueta de tweed y Maillot en mallas, por mencionar sólo algunos.

                              PENSAMIENTOS
          de Nykur

Cada familiar es en alguna forma un pedazo de nuestro propio cuerpo y mente, pues es muy difícil ser independiente y único.

Te haces peligroso por lo que sabes, por lo que tienes o por quien eres.


       HOMENAJE A NUESTROS PEQUES
        hoy último homenaje: “La Muñeca“
                              por Nykur


¡Era tan bonita y tierna! Su piel tenía un suave tal y encajaba con aquel color café tan especial, que la pienso exclusiva en todo. Brava y defensora de la rectitud que nunca supe cómo distinguía. Si alguien llegaba de visita, no le permitía tomar nada que nos perteneciese. Y puede que así fuera cómo antes de venir a casa un perro enorme la mordiera en su boca y, sin soltarla, la zarandeó hasta que pudieron intervenir. La pobre Muñeca perdió ahí todos sus dientes, pero eso no le restó la belleza que la caracterizaba. Cuando Petit la molestaba sexualmente, le ponía en su lugar con un genio que asustaba. Nunca supimos su edad ni nos importó. Amábamos oírla chillar cuando quería llamar nuestra atención y también aquellos ladridos tan especiales que salían de su boca desfigurada. Es triste cómo el tiempo mata lo más querido y deja sólo recuerdos de su paso. Yo estaba fuera en otra ciudad y no vi cuando ella murió, por eso sólo la recuerdo en aquella imagen preciosa que tanto me gustó acariciar.


                       POESIA, de Nykur

Madre, por las tardes, hay nubes que pasan.
Son blancas, azules, negruzcas
rojizas o pardas.
Me asomo al balcón y las veo
marchar hacia el lago en bandadas.

Cada nube me trae mil recuerdos:
las negras recuerdos de infancia
con ratos felices
como nubes blancas.
Las nubes rojizas
recuerdan los días de fiesta
cubiertos bien pronto por las nubes pardas.
Hubo nubes azules
pero … ¡tan escasas!

Dime, madre, ¿fue vida tu vida?
¿tuvimos nosotros infancia?
¿hubo un día, un día tan sólo,              

con nubes azules y blancas?

Yo recuerdo aquel patio coqueto
repleto de flores y jaulas
donde había conejos,
y recuerdo que siempre cuidabas
un cactus muy gordo diciendo:
¡abrirán cuatro flores mañana!

No recuerdo los juegos de niños
sin embargo, recuerdo las nubes negruzcas y pardas.
Dime madre, -yo sueño-
o ¿eran nubes cuajadas de lágrimas?

Abandono el balcón. Ya es de noche.
Atravieso la estancia.
Tomo asiento y, cerrando los ojos,
me digo que un día no es nada.
Y unos años … ¿qué son unos años
sino simples jirones del alma
que van como nubes
que alocadas pasan?

Los años son nubes que llueven recuerdos
y el recuerdo es veneno que deja
de pozos malignos corrompida el alma.

Yo te oía llorar por las noches
y te oía cantar las mañanas,
nos reñías quizá sin motivo,
o tal vez con razones sobradas.
Nuestra casa era humilde, recuerdo,
pero tú le ponías la gracia
de la madre optimista y alegre
que pasaba las noches en blanco envuelta en las sábanas.

¿Por qué se harán hombres los niños?
Yo adoro mi infancia
repleta de pájaros negros
y cubierta de nubes negruzcas y pardas.

¡Desdichado de aquel que asesina
de un niño la infancia!
¡Desdichado de aquel que despierta
el odio en los ojos de un niño, las ansias de muerte
                                                               en su alma!
¡Desdichado del padre que muere
este crimen pintado en su cara!

Dime, madre, recuerdas las tardes
que pasabas sentada en la puerta recosiendo la ropa
                                                               gastada,
yo recuerdo que mientras cosías
a veces cantabas
esas coplas antiguas y tristes
que al alma llegaban.
¿No recuerdas que un día te dije
dime, madre, la letra pues quiero
contigo cantarlas?
No supimos de cantos de niños
pero …¡era tan bonito saber las canciones que tú nos
                                                               cantabas!
era un suave remanso en los días
de nubes negruzcas y pardas.

Cántame la “cieguita“ de nuevo.
Madre te prometo … Te prometo que no lloraré al
                                                               escucharla.


   SUPERTERRESTRE         
                    POR UN MUNDO MEJOR . . .

… el SUPERTERRESTRE ayuda cuanto puede con lo que le dio la vida, o lo que supo tomar de ella.
                                                                        Nykur

NOTA IMPORTANTE: SI TUVO USTED UNA MASCOTA, YA FALLECIO Y LA QUISO MUCHO, MANDENOS SU MEJOR FOTO EN JPG, EL NOMBRE Y UNA PEQUEÑA DESCRIPCION DE CÓMO ERA Y SALDRA EN ESTE BLOG. ENVIELA A:
                     s2ff4@yahoo.com.mx

FECHA PROXIMA ACTUALIZACION DE
          ESTE BLOG: 31may2014


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